En la cultura empresarial existe un término querido por muchos y poco apreciado por otros.
“ponerse la camiseta”.
El sentido de esta idea se ha entendido desde ambas perspectivas por igual, la buena y la mala pero ¿A qué se debe?
Para algunos empleados y empresas este término ha sido interpretado desde su lado negativo cómo un intercambio injusto en el que el empleado siente que no es remunerado justamente por todas las funciones que debe realizar, por su parte, este tipo de empresas buscan que sus empleados rindan al máximo y comprendan su necesidad de crecimiento aunque su modelo de funcionamiento demuestre no ser del todo efectivo.
Desde la otra cara de la moneda, ponerse la camiseta significa contar con un equipo de personas productivas y motivadas, que comparten la visión de crecimiento del corporativo sabiéndose parte del mismo, viéndose afectados de manera positiva frente a sus acciones del día a día. Se resuelve en un intercambio de valor en el que el modelo de la empresa comprende que sus empleados son uno de los recursos de mayor importancia, en este tipo de relación el “esfuerzo” de los empleados no representa una carga, ya que se encuentran felices de pertenecer a una organización coherente con una cultura empresarial funcional.
Cuando los trabajadores no están comprometidos con la marca, sus acciones pueden ser perjudiciales a la imagen de la empresa, un trabajador comprometido expresa su entusiasmo, pasión por su trabajo y sobre todo gratitud por medio de sus acciones y comportamientos ante otros colaboradores y ante los clientes.
Conseguir que los empleados se pongan la camiseta es una de las estrategias más efectivas para una empresa, ya que representa potenciar todas las interacciones internas y externas de una manera positiva.
Pero, ¿cuáles son los factores intervienen para que los empleados vivan el compromiso con su organización?
- Sentirse recompensados: Una empresa que quiera conseguir empleados que se conviertan en embajadores de su marca debe asegurarse de brindar un incentivo que aliente a su equipo, por ejemplo ofreciendo descuentos especiales para los empleados en productos de la empresa.
- Ser reconocidos verbalmente: La recompensa por el esfuerzo diario no siempre tiene que venir en forma de cupones o de aumentos, los estimulos verbales hacen que los trabajadores se sientan vistos como personas y notados por su desempeño, ello genera una asociación positiva por medio de un halago honesto que sólo requiere unos minutos de empatía.
- Sentirse parte de: La integración del personal puede darse de manera directa o indirecta, en una forma directa presentamos a nuestros equipos entre ellos, ya sea en actividades dentro o fuera de la empresa. En una manera indirecta, brindamos a nuestros equipos un elemento distintivo que le indique que está siendo parte de un grupo por medio de su uniforme corporativo.
La manera más simple de que tus empleados se pongan la camiseta, es otorgándoles una, pero no cualquier uniforme, sino uno con comodidad y estilo BIBO.
- Comunicación, dirección y estrategia: Cuando un empleado comprende sus funciones y la importancia de las mismas sabe que existe una dirección a la cual se está avanzando en conjunto, hacerles partícipes de los resultados alcanzados gracias a su dedicación les hace saber que su función es importante y necesaria.
- Sentirse capacitados y empoderados: Contar con la formación adecuada genera un sentido de identidad de empoderamiento, el empleado confía en sus capacidades y reconoce que esas capacidades le fueron otorgadas por su empresa para su desarrollo personal y profesional.
Cuando un empleado desarrolla su marca personal a través de los valores otorgados por la empresa, confía y aprecia más una marca, la vive y la comparte.
Los clientes confían y aprecian ser atendidos por trabajadores con personalidad, profesionales y con un sentido de autenticidad, es en estos momentos en los que surge el gran poder de la credibilidad en una marca.